Manly Palmer Hall
Anatomía Oculta
Fragmento
Conocimientos superficiales o fragmentos de ocultismo oriental están llegando frecuentemente al mundo Occidental, pero, lamentamos decirlo, con ellos vienen interminables sufrimientos y males, porque estas grandes verdades en las manos de individuos incapaces de comprenderlas o aplicarlas correctamente, destruyen la inteligencia y la razón.
A lo largo de la espina dorsal hay cierto número de nervios, ganglios y plexos. Todos estos tienen lugar en el simbolismo religioso. Por ejemplo, se nos dice, que los antiguos judíos llamaban al plexo sacro y al ganglio sacrocoxígeo, las ciudades de Sodoma y Gomorra. Hay un pequeño plexo en la región de los riñones llamado plexo sagitario, al cual los antiguos llamaron la ciudad de Tarso, donde San Pablo luchó con las bestias. El ocultismo superior enseña que las flores de loto (centros nerviosos de la espina dorsal) son como polos negativos, que dan testimonio de los siete grandes centros positivos de conciencia localizados en el cerebro. Estos siete centros funcionan por medio de los otros centros que se hallan en la espina dorsal en la misma forma, aproximadamente, en que los siete espíritus ante el trono funcionan por medio de los cuerpos planetarios. El discípulo es advertido de no trabajar con los centros que se hallan en la espina dorsal, sino que debe hacerlo con los centros gobernantes – los centros del cerebro.
El caminar errante de los Hijos de Israel en el desierto, el peregrinaje de los mahometanos a la Meca, los interminables peregrinajes de los santos hindúes que se pasan la vida yendo de un templo a otro, representan el peregrinaje del fuego espiritual (kundalini) a través de los centros nerviosos que se hallan a lo largo de la espina dorsal. Siguiendo ciertas instrucciones particulares, la fuerza es llevada a estos centros, uno tras otro, hasta que, visto clarividentemente, se convierten estas áreas en una especie de flores luminosas, de las cuales dimanan rayos de luz, semejando los pétalos. Cada uno de estos lotos tienen diferentes números de pétalos de acuerdo con las ramificaciones nerviosas que dependen de él.
Se dice que el Logos, cuando llegó el momento de crear el universo material, entró en estado de profunda meditación, concentrando el poder de su pensamiento en los siete centros, semejantes a flores, de los siete mundos. Esa fuerza vital, descendiendo gradualmente del cerebro (el cual era el gran mundo superior) y penetrando en las flores de loto, una por una, dio nacimiento a los mundos inferiores. Cuando, al final, ese fuego espiritual penetró en el centro más bajo, el mundo físico fue creado, y su fuego estaba en la base de la espina dorsal. Cuando el mundo retorne a él de nuevo , y el Logos vuelva a ser supremo en conciencia, será porque retiró la vida de estos siete centros, comenzando por los inferiores, llevándolas nuevamente, al cerebro. Así es que la senda de evolución de todas las cosas vivientes es elevar este fuego, cuyo descenso hizo posible su manifestación en estos mundos inferiores y cuyo ascenso les pondrá, otra vez, en armonía con los mundos superiores.
Este mito de la fuerza vital que desciende y toma a su cargo el gobierno de los mundos, se encuentra en todos los pueblos civilizados de la tierra. Esto es el Hiram Abiff) quien construyó el Templo Masónico (los cuerpos), y que fue muerto por los tres vehículos que él había formado. Tiene su similitud con el Cristo, muerto por los pecados del mundo.
Por el hecho de que este fuego espinal es una fuerza enroscada, serpentina, en todas partes del mundo se ha usado la serpiente para representar a los salvadores del mundo. El uraeus (emblema de serpiente) usado por los sacerdotes egipcios en su frente, era un símbolo del Kundalini, la sagrada cobra que, cuando fue elevada en el desierto, salvó a todos aquéllos que la contemplaron (Moisés y la serpiente de bronce).
Así como el cerebro es el centro del mundo divino, el plexo solar es el centro del mundo humano que, representando la semiconciencia, une la inconsciencia de abajo con la conciencia de arriba. El hombre no sólo es capaz de pensar con el cerebro; cierta fase del pensamiento es producida por los centros nerviosos del plexo solar.
Probablemente, antes de ir más adelante, será prudente describir la diferencia que hay entre un médium y un clarividente. Para la mayoría de las personas no hay ninguna diferencia, pero, para el místico, estas dos fases de la vista espiritual, están separadas entre si por los límites de las etapas totales en la evolución humana.
Un clarividente es aquél que ha elevado al cerebro la fuerza espinal serpentina y por su desarrollo ha merecido el derecho de percibir los mundos invisibles con la ayuda del tercer ojo, o glándula pineal. Este órgano de conciencia, que millones de años ha, conectaba al hombre con los mundos invisibles, se cerró durante el período lemúrico, cuando los órganos sensorios, perceptores del mundo objetivo, comenzaron a desarrollarse. Los ocultistas, sin embargo, por el proceso de desarrollo al cual nos hemos referido someramente antes, pueden volver a abrir este ojo y por medio de él explorar los mundos invisibles. El clarividente no nace, se hace. Los médiums no se hacen, nacen. El clarividente puede llegar a serlo sólo después de años, algunas veces, de vidas, de autopreparación; por el otro lado, el médium, sentándose en una habitación a oscuras o por otras prácticas similares, puede obtener ciertos, resultados en muy pocos días.
El horno de los alquimistas era el cuerpo humano. El fuego que ardía en él, estaba en la base de la espina dorsal. La chimenea era la médula espinal, por la cual pasaban hacia arriba los vapores para reunirse luego y ser destilados en el cerebro. Este fue un sistema secreto llevado a Europa del lejano Oriente, en donde ha sido considerado, por siglos, la más elevada forma de religión. Podemos llamar a estas verdades ocultas los principios de la espiritualidad operativa para distinguirlas de la moderna religión, la cual está formada enteramente de teorías especulativas. La gente no sueña que la religión es fisiológica, ni creería que su salvación depende enteramente del uso científico de los elementos y fuerzas internas de sus propios cuerpos; pero a despecho de todo esto, puede ser dicho lo contrario; tal es el caso. Durante los próximos años mucho se hará para iluminar al hombre en lo que concierne al trabajo secreto de sus propias partes y miembros.
Manly Palmer Hall – Anatomia Oculta